BRIEF
La CEV planteaba la celebración ¡de una asamblea extraordinaria en el Aula Magna de la Universidad de Castellón. Dicha asamblea tenía la particularidad de contar con la visita y la participación de un invitado de verdadera excepción: su Majestad el Rey Don Felipe VI, que se uniría a una nutrida representación de la confederación y del tejido empresarial de toda la Comunitat Valenciana.
Teniendo en cuenta tanto las características básicas de dicho evento como el contexto socioeconómico en el que este se enmarca, se marca la posibilidad de encuadrarlo dentro de una temática que ayude a diferenciarlo de otras asambleas al uso y aporte valor añadido.
IDEA
Inevitablemente, la celebración de una asamblea de estas características tiene mucho de reflexión. De repaso a la realidad de un sector del que depende la economía de toda una Comunitat. Así, en ellas no solo se comparte todo lo logrado. También aquellos retos a los que es necesario enfrentarse para crecer. Para seguir adelante. O incluso, como se ha hecho evidente durante los últimos meses: para resistir.
Desde el comienzo de la pandemia, el esfuerzo de determinados colectivos durante la misma se había visto reconocido por un sencillo gesto que había llegado a alcanzar la naturaleza de símbolo: el aplauso
Curiosamente, aquella emotiva muestra de afecto y apoyo tuvo fecha de caducidad. Tras reconfortar a sanitarios y servicios esenciales durante los primeros meses, desaparecieron. De un día para otro. Literalmente. Lo cual nos llevo a hacer la siguiente reflexión: ¿Se dieron todos los aplausos que se debían de dar?